Ibán y Miguel acudieron a la cita a dar lo mejor de si, disfrutar y aprender cosas nuevas.
Esta modalidad del MTB es muy dura y la experiencia es un grado muy importante. Día
a día, competición tras competición, vas adquiriendo esa experiencia que te hace mejor
raider e incluso, me atrevería a decir, mejor persona. Miguel ya es gato viejo en el
enduro. Su técnica sobre la bici es alucinante y es capaz de dejarte boquiabierto con sus
invertidos y virajes de infarto. Sin embargo Iván está empezando en esta disciplina y
suple su falta de experiencia con mucho valor y coraje, levantándose una y otra vez
cuando acaba con sus huesos en el suelo.
El sábado se disputó la prueba clasificatoria para la salida del domingo y esta consistía
en un descenso urbano por las calles de esta bonita población. A las 15:30 h fuimos
convocados por la organización para subir a lo más alto del pueblo. Desde los muros de
un pequeño castillo asentado sobre los cimientos de un gran peñasco de rodeno se
situaba la línea de salida donde iba a dar inicio esta trepidante prueba. Callejuelas
plagadas de escalones nos estaban esperando para el disfrute de los raiders y el público
que se acercó a dar su apoyo y calor. Es espectacular ver bajar a las bicicletas con sus
aguerridos guerreros por tramos sin fin de escalones a toda velocidad. Todo transcurrió
sobre lo previsto excepto alguna caída que afortunadamente no fue grave.
Los raiders y el público que se acercó a dar su apoyo. |
Amanecía sobre Vilafamés y los raiders ya estaban preparados para afrontar este gran
reto que la organización del evento (Cudol Roig) había preparado. Es la primera edición
que realizan y esperamos que no sea la última ya que lo hicieron francamente bien.
Cada treinta segundos se le daba la salida a un raider y afrontaban el primer reto del día,
llegar al inicio del primer tramo cronometrado sin haber desfallecido en el intento. Hay
que tener en cuenta que esta prueba consistía en un trazado de 33 km y 1350 m de
desnivel acumulado y aunque lo que realmente cuenta son los tramos cronometrados de
descenso, los enlaces también hay que llevarlos acabo dentro de un tiempo establecido.
La primera especial fue la más variada de todas. No faltaron las características piedras
de la zona, enlaces entre sendas por pistas y sendas con un poquito de flow. La segunda
Uno de los raiders durante la carrera. Foto: Diaz |
especial fue otra cosa, piedras, piedras y más piedras nos estaban esperando. Los
antebrazos, las piernas, el cuello, todo el cuerpo en máxima tensión para superar este
tramo tan exigente, no por su dificultad técnica sino por la dureza del mismo y no nos
olvidemos de las bicicletas que también sufrieron de lo lindo. El tercer tramo seguía
teniendo … más y más piedras y también algún tramo técnico muy divertido donde
había que ajustar muy bien la trazada para no acabar cayendo a la piscina “de piedras”
(jejeje). El enlace entre el tramo tres y el cuatro fue el más duro de todos, una pista que
parecía que iba a ser un paseo se convirtió en un infierno, el desnivel de la pendiente era
considerable y en los tramos más duros las piedras volvían hacer acto de presencia. Una
combinación fatal para los raiders que tenían que hacer pie en el suelo y empujar sus
bicicletas. El tramo cuatro fue el más técnico y divertido de todos. Este terminaba en el
cementerio del pueblo, no se si fue una casualidad o un mal fario ya que algunos raiders
llegaban destrozados por la dureza de todo lo acontecido y algunas bicicletas llegaban
para el desguace. Todavía nos quedaba el quinto tramo, el mismo que habíamos hecho
el día anterior por las calles de Vilafamés pero con las fuerzas muy mermadas.
Quisiera destacar el compañerismo entre los raiders y la acogida de los vecinos de este
pintoresco pueblo de Castellón, sin ellos todo lo que hemos vivido estos dos días no
hubiese sido posible.
Una vez más “la magia del lado oscuro” ha vuelto a ilusionar nuestros corazones,
masacrar nuestros músculos y aterrar nuestras mentes. T
odo ello mezclado con una
buena dosis de adrenalina y bien agitado nos ha hecho gozar como perras en un fin de
semana inolvidable.
Crónica por Iván.
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