viernes, 24 de enero de 2020

' Va de bo' (Marcha BTT Marines)


Un añito. Qué rápido pasa el tiempo. Mismo escenario, prácticamente el mismo recorrido y casi la misma gente del Club que acudió en 2019 para darle la bienvenida a la temporada. Qué bueno reencontrarse en estos berenjenales.
¿Fresco? Pues claro... si no ¿de qué se iba a hablar en la salida? Hay que mantener las costumbres, claro, pero para que no todo fuese repetitivo se cambió la orientación de la salida, cosa que quien hizo la previa ya se percató... no nosotros que hicimos nuestra previa particular la semana anterior (pero eso es otra historia).



Primera cuenta atrás de 2020, cala izquierda, desearle buena suerte al grupo de kiwis que tenías alrededor, poner vista al arco de salida... ver como un poquito más delante un participante le pegaba la última calada al cigarro, de estas de que llega ya el autobús, (ojiplático me quedé), cala derecha y al lío.



La Turbomarcha ya devoraba sus primeros metros por la carretera del cementerio, una de las dos variantes del trazado. Seguíamos saliendo por asfalto, pero esta vez nada de curveo entre campos de naranjos. Todo lo contrario: casi 4 km de recta que daban para adelantar y que te adelantasen, cambiar de trayectoria, buscar rebufo... sin olvidar que ya estabas subiendo, porque aquello picaba hacia arriba ¿eh? Era el momento de ganar posiciones, la verdad.



Era ahí, porque cuando ya nos metíamos en harina (pista), en paralelo al Canal Principal del Camp de Túria, aunque aquello ganaba en anchura, también se ganaba en velocidad y casi que lo único que se podía hacer era pillar rueda, tragar polvo y confiar en que quien fuese delante cogiera la menor cantidad de baches posible.
Giro de 90º a la derecha y ahora sí, terreno conocido. Todo el mundo a rodar por el camino de Saragüells apuntando al Cabeçó Roig. Se seguía subiendo, pero si estos primeros 7 km no habían conseguido poner temperatura en tus piernas, al llegar a la cabecera del barranco del Forat, venga, primeros 500 metros de prueba.



¿No lo tienes claro? Pues no pasa nada, se ponen otros 500 m para que te pruebes con medio punto más de pendiente (4,5% media). ¿Qué tal? ¿Bien? Pues ale, maquina lista para rodar por las Cañadas de Eugenio (ganando acumulado, por supuesto), con la imagen de la minisenda en mente, porque cuando salieses de ella, sin velocidad, llegaba el rampón más complicado de la jornada. 300 metros y cada pedalada que le comes, va ganando pendiente.



Bajada para recuperar el resuello y a por la siguiente, no queda otra, aunque el 7% de media del tramo, hasta el corral del Tintorero (ya en el término municipal de Altura) se te hacía cómodo... si superabas el tramo pedregoso por la trazada buena, claro.
y aquí venía la segunda parte nueva: subir al collado de Horrios.
Pista. Asequible, sí, pero otro kilómetro más ganando altitud con la mente puesta en la primera bajada larga (habiendo pasado la caseta de la Pelandruja), por camino algo suelto, pero sin complicación alguna.




La siguiente estación tenía que ser las ruinas de las Bodegas Viejas de Torres, un clásico. Superado un pequeñito tramo de senda con algo de piedra suelta te preguntabas si habría tapón en esa cuesta, pero no lo hubo (al menos en mi caso). Sólo bajar la primera parte de la senda más despacio para dejar unos metros con quien te precedía (por si acaso) y subida limpia.
¡A por la senda de los pastores!



Si es que se nos debía ver en la cara que llegaba la bajada por las rocas; justo al inicio de la segunda mitad del recorrido los dos kilómetros más esperados, seguro. Un poco de curveo, que si escaloncitos, raíces, rocas... todo en su justa medida para dejarnos con buen sabor de boca al salir de la zona de la Sebastiana.
Pero el descenso no se había terminado ni mucho menos, nos quedaba coger la postura más aerodinámica posible para volar sobre el hormigón del Pla de Blai.
Qué despacito pasarían los siguientes metros al comparar.


 

¡Ah! Que ahora toca la parte de los cipreses... Bueno, pues más lento vamos a ir, seguro. Terreno de sube-baja con final de 1 km subiendo para alcanzar la balsa de la Terreta Blanca y bajar esa misma distancia final hasta el corral del Moliner, punto de inicio de la última rampa gorda de la jornada. Llegar al camino de la Lloma Roja, era sinónimo de terreno favorable hasta llegar a meta.

 

Importante formar parte de un grupito para recorrer estos últimos kilómetros, ya que cuando terminaba la zona de curva de 90º seguida de otra curva de 90º, era fácil mantener velocidad... si te llevaban, especialmente al dejar la tierra y rodar sobre asfalto.



Y en un visto y no visto tomabas la última curva a izquierdas, en las afueras de Marines, con el hinchable de meta a pocos metros delante de ti.
Marcha finiquitada (algunos recibiendo los aplausos de Miguel Ángel García que se desplazó hasta allí).
Nuestra carpa fue el punto de encuentro donde, bocadillo en mano, nos íbamos poniendo al corriente conforme cruzábamos el control de cronometraje: que si tiempos, sensaciones, dolores, me voy al masaje, etc.
Un final de fiesta muy digno con la guinda del 4º puesto de Lola en su categoría y el trofeo a 'Salobre' por ser el más veterano que participó en esta edición de la Marcha de Marines.



¿El resto? Todos cruzamos la línea de meta, que es lo realmente importante, pero en cuestión de posiciones y tiempos:



Nuevo año que empezamos con el Club Ciclista Doyoubike, muy bien acompañados de nuestros grandes patrocinadores: DoyoubikePACOM SystemsAAACapital y Talleres Gonzalo. Gracias (muchas) por rodar con nosotros una temporada más.

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Si quieres ver las fotos de la prueba, las tienes en la galería.
Y este el vídeo que se curró Gerard:




Aquí puedes descargar el track de la marcha.



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Crónica de Paco Pérez.