miércoles, 30 de octubre de 2019

Marcha BTT Tuéjar (El probe Miguel)


No sé si nos pilló de sorpresa o la gente ya sabía a lo que venía (y se lo tenía callado), pero qué dureza la de la marcha BTT de Tuéjar (Circuito BTT Serranía). No parecía tanto en el perfil, viendo los números y tal, pero... precioso recorrido, eso sí.
Bueno. Horario de invierno, que a alguno pilló a pie cambiado (pobre Miguel Ángel Salido... eso fue ya una señal) pero todo el mundo detrás de las cintas de salida, saludando, esperando pacientemente la cuenta atrás, algunos despojándose en el último momento de manguitos y chalecos... y es que sí, hacía bastante fresco.


Al menos los compases iniciales servirían para entrar en calor, porque el comienzo de la primera subida nos esperaba en el kilómetro 6; un poquito en falso llano al ir remontando el río Tuéjar por el camino de Arquela,  pero muy muy rápidos siempre por pista ancha y con el terreno algo humedecido. ¡A correr!
Ya con las piernas a buena temperatura llegamos a la altura del barranco de la Fuente del Fraile, punto de inicio de la ascensión más larga del recorrido (4,5 km al 8,8% de media), también conocida como la subida a la Buena Leche.


Cambio radical. Más valía buscar tu ritmo porque si se te calentaba el morro al principio, estabas comprando los números para que te pasase factura luego. Mejor ser constante y llegar al único descansillo en toda la subida, a la altura de la cantera. A ver, descansillo de 100 metros que sabía a gloria bendita antes de afrontar la segunda parte de la ascensión.
Ya tenía el ritmo más o menos pillado cuando, tras una curva a izquierdas por las Cañadas de Arriba, habían rotulado con cal en el suelo 'BUENA LECHE'. Morir.
¡Ese kilómetro y poquito que faltaba para hacer cima se pone al casi 13% de media!


Ver las banderolas del primer avituallamiento (a 1021 m de altitud) fue todo un alivio; ya no habría que subir más. Trago de agua y... ¿qué hace Miguel ahí parado? Pues bregando con la multiherramienta y el bloqueo de la horquilla. Nada grave.
Bajada rapidísima por el ancho camino de la Buena Leche hasta el desvío por el más estrecho y fresco camino de la Cañada de la Perdiz, rodeando la umbría de las Labores de los tristes.
Un tramo con algo de pendiente para no perder tensión en las piernas y a seguir bajando hacia el corral de los Lucas.


Y es que en ese punto estaban los voluntarios indicándonos el desvío a uno de los tramos más entretenidos del circuito.
Los primeros 2 Km, atravesando La Montalbana hacia el camino de las Cañadas de Abajo, se hacían por una senda que medio se intuía, ya que al estar en suelo cubierto de hierba baja, no se distinguía una trazada clara, pero que te llevaba serpenteando entre árboles sin demasiadas complicaciones.
A continuación, desde el Corral de los Martínez, se seguía bajando hasta la Caseta de Ródenas, con una última parte de senda entre campos.


Aquí más de uno tuvimos que salvar el muro para entrar al camino de las Cañadas de Abajo, echando pie a tierra. Si veníamos bajando en seco, nos topamos con terreno ascendente más que húmedo, senda muy encerrada entre árboles y sobretodo, con mucha roca al descubierto que nos exigía el buscar la trazada buena manteniendo el equilibrio y controlando cuando las cubiertas deslizaban. Un poco odisea.
Pero la trialera que continuaba merecía mucho la pena. Más pedregosa, con algún paso complicado, con continuos cambios de dirección, raíces, algún tobogán, curvas de herradura... 
Qué pena llegar al Corral del Rincón, de verdad. Un poco de agua del segundo avituallamiento y después de rodear el Cerrito Rincón, giro de 90º a la izquierda y a meter desarrollo que se avecinaba buena.


De nuevo Miguel Ángel parado trasteando con la bici. Esta vez fue rotura de cadena.
Corta aquí, pon allá, muy larga ha quedado, ajusta el cambio, mueve el tope... entre estas que nos alcanzó Eddie y decidió escoltarnos. Menuda subida por la Cañada de Nieva.
Tanto que se volvió a romper la cadena de Miguel Ángel (OMG).
Más fotos, más ánimos a la gente, más palabras malsonantes... pero se pudo seguir, que era lo que importaba.


No se podía forzar esa cadena más, así que... parte andando y parte a molinillo, superamos ese escollo (1,2 Km al 10,2% de media) para saborear esos dos kilómetros largos de senda cambiante por el barranco de Nieva. De nuevo ¡qué tramo!
Cruzamos el río Tuéjar de nuevo y nos pasamos desde la fuente de la Mona hasta La Nevera, hablando de cómo había sido la bajada, del entorno y, también, de que teníamos hambre. Hay que ver lo bien que estaba situado ese tercer avituallamiento y qué gente más maja había allí.


Mirando los datos del GPS, teníamos unos 10 km por delante y nos quedaban sobre 300 m de acumulado. Fácil no iba a ser. Seguro.
Curva de herradura al camino de la Solana Carreras y 2,6 Km al 8,8% de media. Así, sin anestesia. Venga dar pedales y los metros no pasaban. Levantabas la vista y veías la misma pendiente delante.
Menos mal que la bifurcación cerca del Corral de Andariel marcaba el punto final de este suplicio.


De nuevo se podía dejar correr la bici. Daba igual si aparecían piedras sueltas o lo que fuera. El caso era llegar a Tuéjar lo antes posible... aunque quedaba un pequeño repecho sorpresa antes de iniciar la última senda (o eso creíamos) en el camino del Mirador.
Senda de las duras a estas alturas, siguiendo el contorno del Espolón del Capitán y la Loma Catalina.
Mucha mucha piedra que castigaba los brazos y alguna zona donde había que 'dejarla ir' como dice Ibán.


Y felices nos las prometíamos ya, cerquita del pueblo, pero nos habían preparado la última encerrona, haciéndonos bajar al nacimiento del río Tuéjar cerca del Pozo Caldero... por lo que nos tocaría volver a subir para llegar a las casas... poquitas fuerzas quedaban ya, para qué engañarnos, de modo que entrar por fin al frontón (literalmente) fue un enorme alivio.


¿Qué nos quedaba por hacer? Pues comer y beber junto al resto de 'kiwis' y demás personajes conocidos, contarnos las batallitas y hacerse el ánimo de volver para casa tras una dura, exigente e interesante jornada de pedaleo.

Con respecto a la clasificación de la marcha, así quedamos:


A nuestros patrocinadores DoyoubikePACOM SystemsAAACapital, digitis y Talleres Gonzalo, como siempre, gracias por estar con nosotros.

Hasta la próxima.


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Si quieres ver las fotos de la prueba, las tienes en la galería.

Aquí puedes descargar el track de la marcha:


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Crónica de Paco Pérez.

jueves, 6 de junio de 2019

Andilla: ¿cuándo se acaba la subida?


La Marcha BTT de Andilla era la novedad del calendario 2019 en el Circuito BTT Serranía. Ni que decir tiene que eso nos llamó la atención a más de uno, así que madrugón (mejor no pensarlo o te quedas en el sobre) y a conducir, que había ganas de estrenar recorrido.
Estupenda representación; nos juntamos 14 del Club allí (15 si Edu no hubiese quemado todos los cartuchos en la Marcha de Valencia) y es que calentando parecía una salida de las del sábado del Club.
Abrazos, saludos, fotos... el ritual de costumbre antes de recorrer los 44 km que harían subir a nuestra Lola, a lo más alto del cajón en su categoría. Pero ya hablaremos de eso luego.


Arco de meta; cada cual se puso en el lugar que más le apetecía en función de sus expectativas y cuando nos dieron permiso, empezamos a rodar por las calles de La Pobleta. ¿El inicio? Completar un bucle de unos 7 km que nos dejaría de nuevo en la aldea, pero algo más cansados, obvio.
Por la rambla de la Pobleta llegamos al camino de las Viñas Viejas donde, en la parte media del pelotón, todavía se escuchaba la moto que abría la carrera... empezó la típica subida para ir estirando el grupo, hacia la peña del Obrero y ya cada cual a lo suyo.


Un pequeño descanso muy aprovechable para oxigenarse después del sprint y desde la fuente de la Gallarda, tirar hacia arriba con el objetivo de rodear el puntalico de Colás y volver a La Pobleta bajando la senda de la Canadilla o la del Cerro Moreno... para abrir boca.
Giro a la derecha y... ¿por aquí ya he pasado? El arco de meta marcaba el final del bucle y el inicio de la primera ascensión dura. Un poco de callejeo (empinado) que nos llevó al camino del Cerro Simón.
Te venían a la mente los aerogeneradores que veías desde el arco de meta (Nota: recomiendo mirar bien la segunda foto de la crónica) y efectivamente, allá que nos íbamos.





Por aquel entonces ya habíamos formado un cuarteto Santi, Miguel Causera, Sento y yo (las penas compartidas son menos penas), dispuestos a merendarnos esos 7 km al 6% de media constantes, con el Sol empezando a apretar y con solo un pequeño respiro poco antes de los corrales del Alto, que era donde nos desviaban (tras avituallarnos) hacia la senda del Cortafuegos, que enlazaría más adelante con el camino de la Canaleta.
Es todo lo que recuerdo de esa subida, ya que mis ojos estaban mirando fijamente el desviador de la bici de Sento, concentrado en que no se me fuera...



Senda muy asequible pese a la fatiga acumulada en la subida, con algo de piedra suelta pero nada preocupante.
Y con esas pues llegamos al camino del Corral de los Clérigos y ¿qué tocaba? Exacto, subir... por Collalbas en dirección a los corrales de Torda, acabando cerca de una nueva remesa de blancos molinos, pero habiendo pasado por el segundo avituallamiento.
Bonitas vistas las que se nos quedaron delante... lo único es que debíamos poner nuestra atención a 5 metros del manillar, porque empezábamos a bajar.


La senda de la Ubiela iba ganando en intensidad a la vez que se estrechaba el espacio para meter la rueda... y hablando de rueda, agazapado en una horquilla nos encontramos a Rado acabando de reparar el pinchazo en la delantera. Lástima.
No quiso ayuda, también porque sabía que nos atraparía pronto... como así fue.
Miguel iba marcando camino, pero a los endureros (lease Santi y Sento) el cuerpo les pedía algo más y nos pasaron en cuanto pudieron, antes de la bajada al barranco de Jabián.
Para aquel entonces Yago ya rodaba con nosotros y tuvimos unos últimos metros caóticos, evitando regueros, poquito antes del tercer avituallamiento.



Avituallamiento. Si había que cargar, este era el momento, porque venían los temidos 10 km de ascenso que empezaban a contar un poco antes del barranco de la Cavilla. Vaya pista. Constante. De las que castigan.
Rodeamos la Sabinica y por fin llegamos a la altura del cerro Moreno por el camino del Collado de la Salada. Km 30 más o menos.
Rado ya se había escapado, como era de esperar y los cuatro jinetes del Apocalipsis también se estaban separando: Santi tenía un punto más y yo un punto menos, de modo que poquito a poco me quedé en tierra de nadie.



Y seguíamos para arriba y para arriba; casi casi sin respiro.
A puntito estuvimos de entrar en el Alto Palancia cuando llegamos a la altura de la fuente del Peirón, ya en la cabecera del barranco de la Barchesa, pero el agua nos la darían un par de kilómetros más adelante y darnos el plus que necesitábamos para coronar definitivamente en el barranco del Resinero. Sí, se acercaba lo bueno.


Primero unos dos kilómetros de bajada por senda prácticamente en línea recta, en paralelo al barranco de la Salada hasta la fuente del Señor y luego una arbolada senda (puente de madera incluido), con la única sombra de la jornada, que continuaba por un cómodo caminito lleno de amapolas hasta el río de Andilla... hasta se agradecieron los dos pequeños pasos con agua.



Aunque si habías mirado el perfil sabías que quedaba una chincheta por superar: la subida a Andilla. Levantar la vista implicaba ver a la gente subiendo esa última rampa con sufrimiento, de modo que mejor concentrarse en los ánimos de la gente... sobretodo de quienes estaban sentado en el bar de la plaza (¡qué envidia!).
Por suerte esta última zona la pedaleé junto a Miguel, al igual que la bajada al azud... con esos cómodos badenes para limitar la velocidad y el chapuzón de entrada a la rambla de la Pobleta, que marcaba la parte final.



Un poco de terreno bacheado antes de la meta para colocarlo todo en el sitio y a pasar bajo el hinchable por tercera vez, mientras el speaker anunciaba tu entrada.
Cómo se agradecía la sombra de la zona habilitada para el 'recovery'. Anécdotas, sensaciones y risas se mezclaban con los ánimos a los nuestros cuando estos afrontaban los últimos metros de la marcha.
Gran gran jornada, con buen recorrido, que nos brindó, ya como guinda del pastel, el primer puesto de Lola en su categoría. ¡Espectacular!


Aparte una buena actuación de todos los nuestros con ese Nico desatado, Ibán y Rado que se quedaron con ganas de más y volvieron a Valencia con Arturo y Pablo (que venían de visita), Ramón que casi rasca un podio de veteranos... En resumen, una manera más que decente de acabar con esta primera parte del circuito. En septiembre, más.

Con respecto a la clasificación de la marcha, así quedamos:


A nuestros patrocinadores DoyoubikePACOM Systems, AAACapital, digitis y Talleres Gonzalo, como siempre, gracias por estar ahí.

Hasta la próxima.


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Si quieres ver las fotos de la prueba, las tienes en la galería.

Aquí puedes descargar el track de la marcha:




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Crónica de Paco Pérez.

sábado, 11 de mayo de 2019

De lo mejor del país: Maratón bajo Tiétar


Algo debe tener una marcha cuando, a pesar de haber sufrido durante 12 horas el año pasado, tienes claro que vas a volver. Eso nos ocurrió con la Maratón del Bajo Tiétar.
El pasado año fuimos 4 los miembros del Club que nos aventuramos a conocer esta marcha de la que tantas cosas buenas habíamos leído. Este año, la inscripción fue una verdadera lotería, ya que en pocos minutos habían volado las 2.000 plazas, dejando a muchísima gente fuera.
Este año éramos 5 los inscritos: Miguel Ángel García, Edu, Ramón, Salobre y César. Desgraciadamente, una lesión de rodilla dejaba fuera al Máster Salobre, por lo que de nuevo fuimos 4 los representantes del Club Ciclista Doyoubike.

Miguel llegó unos días antes y se encontró con puertos nevados, incluyendo el segundo que teníamos que subir, la Centenera. Afortunadamente las previsiones meteorológicas se cumplieron y el buen tiempo del jueves y viernes deshizo la nieve en las zonas por las que transcurría la marcha, dejando las cumbres enharinadas y un paisaje espectacular.
El viernes nos reunimos todos en el hotel y bajamos a Mombeltrán, pueblo desde donde salía la marcha este año (se turnan varios municipios de la Mancomunidad del Bajo Tiétar). Allí el ambiente era festivo, repleto de bikers y familiares que recogían dorsales y se hacían las fotos de rigor en el photo call. Tras dar una vuelta por el pueblo, volvimos al hotel para cenar y acostarnos pronto, convenía descansar bien.



El día amaneció frío, apenas 5 ó 6 grados, pero despejado. Desayuno, nervios,…da igual las marchas que lleves y que la conozcas, siempre hay nervios. El pueblo en el que nos alojábamos estaba a sólo 5 km de la salida y todo cuesta abajo por carretera. El día anterior dejamos mi coche en Mombeltrán, de forma que bajamos con mucha ropa para no enfriarnos y la dejamos en el coche. A las 8 y poco estábamos ya en medio del cajón blanco, el último en salir.

Salida puntual y pelotón denso durante los primeros kilómetros, rodando muy lento. En el km.5 comenzaba la ascensión al primer y más largo puerto del día, Pedro Bernardo. Subida tendida por pista ancha en buen estado, aunque pedregosa. Tras 20 km de subida al 4% que nos llevó a una cota de 1220 m, iniciamos una rápida bajada por carretera hasta la localidad de San Esteban del Valle. Desde ahí, el recorrido picaba siempre hacia arriba, discurriendo por pistas y rampas de hormigón, incluyendo una dura calzada romana que a más de uno se nos atragantó…


En el paso por Cuevas del Valle, el pueblo donde nos alojábamos, nos esperaba Sonia, la mujer de Edu, colocada estratégicamente en un angosto paso junto a la iglesia del pueblo. ¡Siempre viene bien que te animen!



El puerto de la Centenera no es excesivamente duro, pero la zona entre puertos es un constante sube y baja con rampas duras de hormigón y te va minando. A estas alturas de la marcha, km 50, ya rodamos dispersos y la subida es un reguero de bikers con más o menos problemas en las piernas. Tras unos 6 km al 6% de media y alguna rampa dura, el puerto se corona en un tramo de carretera. De nuevo bajada muy rápida que se inicia en asfalto y pasa luego a pista pedregosa que acaba en la localidad de El Arenal, desde donde se inicia un nuevo repecho de unos 3 km.



Al paso por El Hornillo se dividían las marchas larga y corta. Miguel y yo estábamos inscritos a la larga, pero finalmente decidimos disfrutar de la corta. Ya conocíamos la dureza de la larga del año pasado, y este año aún era algo más larga y con más desnivel. A la llegada ambos nos alegramos de haber tomado esta decisión.
Desde El Hornillo discurrimos por una bonita senda paralela al río, hasta llegar a Arenas de San Pedro, capital de la comarca y punto de partida de la edición 2018. Era el km.75 y conocía parte del terreno que venía, el ritmo era bueno y quedaban piernas. Comencé a subir El Berrocal por pista ancha y pendiente del 5%. Al llegar a la pequeña localidad de La Parra ya saboreaba el ambiente de meta, pero faltaba el regalito final. Los últimos 8 km eran una sucesión de repechos y rampones de hormigón que casi te pesaban más mentalmente que en las piernas. ¡Casi se veía Mombeltrán y seguíamos subiendo!


Pero finalmente entramos en el pueblo y cruzamos la meta, completando 91 kilómetros con 2350 m de desnivel positivo en 6h 42’. Medalla al cuello, grabada con nombre y tiempo, plato de patatas revolconas con huevo frito y panceta y toda la bebida que pudieras tragar. Uno del los mejores momentos del fin de semana, todos juntos en el parque junto al castillo de Mombeltrán, disfrutando de la comida y bebida y comentando las ‘mejores jugadas’ de la marcha. Contentos por haber acabado todos enteros, sin caídas ni incidentes mecánicos, de haber disfrutado de un tiempo extraordinario y de un entorno único…y pensando en reservar ya hotel en Candeleda para el 2020.


Marcha absolutamente recomendable que discurre por un paraje increíble. Pistas, sendas, hormigón y calzadas romanas. Subidas largas, rampones explosivos, bajadas duerme manos…Todo esto con una organización a la que no le hemos podido encontrar ni un solo fallo en estos dos años. Una comarca volcada en la prueba y los bikers, animando en cada pueblo, en cada subida dura. Sin duda, en 2020 volveremos.
Y como siempre, agradecer el apoyo de nuestros patrocinadores DoyoubikePACOM Systems, AAACapital, digitis y Talleres Gonzalo, como siempre, gracias por estar ahí.

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Si quieres ver las fotos de la prueba, las tienes en la galería.

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Crónica de César López

viernes, 19 de abril de 2019

Marcha BTT Navajas


El Alto Palancia. Para quienes no tengan la suerte de conocer esta comarca, no os defraudará en absoluto si rodáis por ella. Precioso recorrido el de la IX Marcha BTT 'Rascaña' Navajas; trazado para el disfrute de unas 600 madrugadoras almas que nos reunimos en este pueblo pegado al río que da nombre a la comarca.
Todo sea dicho que unas estaban más en conexión con la parte carnal del cuerpo que otras, como por ejemplo la de Miguel Causera, que era incapaz de encontrar su coche una vez recogido el dorsal.


Mañana fresca, pero aunque el cielo pintaba bastante bien, a más de uno no se le había ido el frío de Villar.
Hora de formar tras el arco de salida (algunos apurando al máximo como Vladi)... y el alma de Miguel Causera, buscando su cuerpo. ¿Cómo explicaríais que habiéndote dejado el bidón en casa, salieras sin uno, con el agravante de que en la mesa de retirada de dorsal te daban a elegir entre llevarte una mochila, calcetines o ¡un bidón!? Pues eso.

Qué tranquilita fue la salida ¿verdad? Y angosta. Disfrutando de las callejuelas de Navajas, codo con codo con el resto de participantes, sin agobios por que te pasasen de cualquier modo... hasta la bajada a la fuente del Lugar para cruzar el Palancia, todo paz y armonía. Luego, se destapó la caja de Pandora. Abrir gas con una pared de 100 m al 16% de media, como que difícil. Mucho. Medio tapón, gente empujando las bicis, otros haciendo equilibrios para no descalar... por suerte, durante los siguientes 2 km (6% de media) ya la cosa se normalizó y cada cual medio buscó su lugar, de modo que en el camino de la Mojonada ya estábamos estirados.


Falso llano picando hacia abajo, marchando bastante alegres, hasta que nos desvían a la derecha por un camino que acabó siendo la primera sendita del día. Gritos a lo lejos que no presagiaban nada bueno y, efectivamente, tapón. Pues no estábamos tan estirados como parecía.
Chino-chano, con la bici de la potencia, estuvimos por allí como 10 minutos (en mi caso) hasta que se aclaró el panorama y pudimos acabar esta senda que enlazaría (tras una 'rampilla' de asfalto) con una segunda, por el corral de la Pedrera, dirigiéndonos por una empinada cuesta abajo asfaltada, de nuevo al Palancia, cerca de la fuente de la Bañola.


El camino del Quincallero nos valía de enlace con el siguiente tramo divertido, que no era otro que el que une la vereda del río con la Vía Verde de Ojos Negros. poco más de 600 metros de senda (9,5% de media) pasando por un tubo adoquinado (decir túnel creo que es demasiado generoso) bajo la CV-213 y las actuales vías del tren... con un rato de reposo esperando tu turno para llevar a la Vía Verde entre la Rocha y los Terreros.


El camino del Alto de Mira, que rodea uno de los cargadores de la Vía Verde, nos esperaba (1,4 km al 6.7% de media). Con unos conos colocados en el centro del mismo, que hacían pensar que, pasados unos cuantos kilómetros, volveríamos a pasar por allí.
Cumbre el el Alto Royo y por el 'asfalto' de la abuela de la actual A-23, se bajó rápido hasta el cruce con trazado del antiguo ferrocarril, donde la todavía superviviente caseta del guarda, nos mandaba a la izquierda, directos al inicio del camino de Mataburros (en término de Jérica) donde la música de ambiente intentaba amortiguar el impacto de lo que venía: 3,7 km al 6% de media o lo que es lo mismo, la subida a la loma del Mundo.


Dejada atrás la parte más dura (400 m  al 12,5% de media) torcíamos cerca del corral de Carabaseto para seguir subiendo, por pista, hasta el punto más alto de la ruta y empezar la tan esperada bajada que pedían ya las piernas. No demasiado larga, pero por una sendita de las que gusta hacer cuando vas algo fatigado y en la que prácticamente te quieres dejar caer y poco más.
Realmente no era lo que estábamos esperando. Esa larga bajada vendría tras 3 km de sube baja, por los Albares; a veces por camino a veces por senda... muy entretenido.


Y entonces, sí. Desde el corral de Juano, con algún punto que cambiaba la tendencia, más de 7 km picando hacia abajo, por las faldas del alto del Joven y el de Simonet, hasta llegar al paso bajo la A-23, el mismo por el iniciábamos la subida a la loma del Mundo, es decir, que cerrábamos el bucle.
El segundo y último avituallamiento estaba casi donde el primero, pero para llegar hasta él, se nos desvió por una revirada senda entre pinos delimitada con cintas para evitar los atajos (discurría como las colas de Portaventura) pero que estas daban un toque de competición realmente interesante.

 

En ese avituallamiento perdí al que había sido mi coequipier Fernando (AsBike) por detenerme a coger algo de comer, de modo que me quedé solo para afrontar los 1,5 km de subida (7,5% de media) que empezaban en la cola del pantano del Regajo y terminaba poco antes del cruce de la Cañada Real del Collado y Sabinar con el camino del Alto de Mira, que ya habíamos subido antes y por el que ahora bajaríamos a la Vía Verde de Ojos Negros. Ya avisaban las piernas que quedaban pocas reservas.

 

Rehicimos la senda para pasar por ese estrecho tubo y aparecer al lado del Palancia. Sí, Navajas estaba ahí mismo, pero quedaba una cuenta pendiente con el acumulado.
Pagamos una cantidad considerable en esa cuesta de asfalto que te dejaba las patas temblando (250 m al 13% de media) y seguimos saldando la deuda cuando, tras cruzar el barranco de Tensa, subimos hacia el alto de Rascaña (1 km al 10% de media).
Sin nada en el depósito, empezó uno de los tramos más bonitos no solo del recorrido, sino de todo el circuito: la vuelta por el Aljezar.
Un sendero angosto, pedregoso a tramos, pegado a la ladera de la montaña con la parte izquierda ofrecida a unas vistas espectaculares... con el salto de la Novia como punto final a ese descenso. Impresionante.


Yo pensaba que simplemente nos quedaba subir a las calles de Navajas por terreno liso, pero no, había traca final: el sendero que une varias de las fuentes de este municipio (la del Hierro, la Virgen de la Luz, la Peña, del Lugar y del Cañar) que contaba con el paso bajo las rocas, el puentecito de madera... Todo bien endulzado para que no nos doliesen esos amargos 200m al 11% de media que teníamos que recorrer antes de entrar a meta.



¿Qué nos quedaba? Pues ir juntándonos en la parte del 'recovery' para contarnos nuestra aventurilla particular y echarnos unas risas. Lo que se viene llamando 'hacer tiempo'. A Joseph le confirmaron su quinto puesto en Máster 30 y al Team Doyoubike-PACOM, nos llamaron al podio por ser el tercer equipo más numeroso, que luego parecía ser que no, que era empate, que no era... Es lo de menos. Lo importante es que los 14 que fuimos tuvimos una gran mañana de MTB.



Con respecto a la clasificación de la marcha, así quedamos:

A nuestros patrocinadores DoyoubikePACOM Systems, AAACapital, digitis y Talleres Gonzalo, como siempre, gracias por estar ahí.

Hasta la próxima.


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Si quieres ver las fotos de la prueba, las tienes en la galería.
Este es el vídeo de Gerard:



Aquí puedes descargar el track de la marcha:




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Crónica de Paco Pérez.