viernes, 20 de enero de 2023

Marcha BTT Xàtiva

  


Segunda prueba del Circuito Mesesport ValenciaXàtiva. Portabicis lleno y carretera, que hay camino por delante.
Trazado con menos camino ancho de lo que parecía a priori, rápido, sendas que tenían su puntito, alguna rampa de las de querer tener un 54 detrás... pero, sobretodo, será recordada por el tremendo tapón del kilómetro 5; el que había que sufrir para pasar al otro lado de la muralla del castillo de Xàtiva.


Los mismos cuatro que estuvimos en La Pobla de Vallbona la semana anterior, nos volvimos a juntar tras el arco de meta; a una distancia suficiente como para que
, en caso de que se hubiese seguido deshinchando cuando ya estaban a punto de darnos la salida, no nos tocase un pelo.

Toque de corneta y a apretar. Qué buenas son las salidas picando hacia abajo y con viento a favor. Luego giras, te encuentras la subida de un puente y ya como que no es lo mismo.
Paso rapidísimo por las calles de Xàtiva, apuntando al castillo y para arriba (1 km al 8% de media), cogiendo pendiente poco a poco y al llegar a la altura de la ermita de Sant Josep, nada más pasar el monumento a la Pilota Valenciana, embudo.


Piensas: "Bueno... giro cerrado, empieza senda, solo 5 km desde el inicio. Enseguida pie a la cala". Pero cuando llegas a la senda de la muralla de Levante y ves el panorama que hay para cruzarla por la puerta (a unos 200 metros), ya te relajas por completo. Veinte minutitos para sumar al crono.


Al otro lado de la puerta empezaba una tramo que a veces era senda, a veces medio camino... y aunque picaba hacia abajo, la senda Penya-Roja tenía algún momento de subida+piedra+raices que incluso venía bien para volver a calentar las piernas; incluso para intentar memorizar el trazado de la senda Residencia, el tramo que discurría en paralelo al barranco de l'Angeliu, porque pasaríamos por allí ya casi acabando el recorrido de la marcha.


Le seguía el asfalto del camino de les Aigües (tramo para coger rueda), abandonándolo cuando se separaba de la acequia de Bellús, con las señales apuntando hacia la Cova Negra y remontando el río Albaida... que ya no dejaríamos hasta la presa del embalse de Bellús.
Paso bajo les Arcadetes (parte del canal medieval que unía Bellús con Xàtiva), bajada por escaleras de madera y empezaba una senda con una barandilla de madera a la izquierda que nos hizo pasar por la cueva Negra hacia la de la Petxina y el azud del molino Guarner, para seguir por una senda fluvial que nos dejaba en el molino Malany con su azud, todo dentro de l'Estret de les Aigües.


Llegamos a pie de presa por pista bien ancha y desde allí a Bellús, para cruzarlo y llegar al gorgo de Soliger. Avituallamiento líquido y a remangarse. Se acabó lo menos serio y llegaba la recta eterna del Búnker que acababa en la Planissa. Total eran 400 m al 12% de media (hasta el depósito) y los siguientes 700 m al 14% de media (hasta el pozo). Una romería parecía aquello, pero se acababa al llegar a la caseta y daba la sensación que en el falso llano que seguía, por sendita, sería llevadero... pero es que esas piedras en punta que salían de la tierra, como que no daban tregua.


La que sí nos dio tregua fue la bajadita; a lo tonto a lo tonto fueron 2,5 km. Primero por trialerita juguetona y luego por el asfalto de la N-340 (sin desarrollo nos quedamos para dar pedales en ese punto). Ahí sí. A recuperar todo porque el meternos por la sierra Grossa, iba a tener lo suyo.
Giro a la izquierda por la senda de la Falguera (no era senda, era camino rodador), remontando el barranco del Cuadrado a la sombra de los pinos. Barranco que se cruzaba por un puentecito de madera tras una sendita de bajada con un puntito picante.


Y vuelta a meter piñones, porque venía la subida hacia la Lloma Plana, por les Almasseretes. Hay que ver cómo nos gustó ir por el hormigón del camino Portet, ¿verdad? Lo que se pega eso a la cubierta.
Corta se nos hizo la bajada de la loma de Gozalvo, con esos dos giros de 90º a derecha e izquierda casi seguidos; pero no se nos hizo corto el repecho que venía a continuación: 400 m al 14,5% de media, con lo duro duro al principio... se pudo ver a gente empujando la bici aquí.


Con estas que llegamos a los naranjos del pla d'Agulló, un poquito de llaneo y tras una corta pared de asfalto, torcemos a la derecha para empezar los 5 km más bonitos de todo el recorrido, recorriendo toda la solana de la sierra de Vernissa y la del Castillo.
Primero por una senda abierta, algo rocosa, que iba sumando en el acumulado, después bajando otra entre los árboles que acompañan el barranco de la Solana, vuelta a subir al pasar por la zona Norte de Bixquert. Cruzamos la carretera y de nuevo a la senda Residencia.


Al salir de ella, seguimos rodeando la Serreta dels Quatre Aires hasta llegar a las calles de Xàtiva y seguir las indicaciones que nos llevaban al polígono desde donde habíamos tomado la salida.
Ya se había levantado el viento (vallas, bicis y arcos hinchables lo sufrieron especialmente) de modo que, tras coger el merecido avituallamiento, buscamos el Sol para contarnos las batallitas (como siempre, vamos) sentados en el suelo y echarnos unas buenas risas.

¿Cómo quedamos nosotros?

Paquito: 56º M45 / 405º general (2h 28' 33")
Vladi: 58º M45 / 426º general (2h 31' 36")
Eddie: 64º M45 / 486º general (2h 49' 25")

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Crónica de Paco Pérez

jueves, 12 de enero de 2023

Marcha La Pobla de Vallbona

 


Pistoletazo de salida a la temporada 2023 en la Pobla de Vallbona, primera prueba del Circuito Mesesport Valencia. Marcha rápida, ratonera y rompepiernas que tiene un poquito de todo, ideal para las alturas del año en las que estamos.
A juzgar por la gente que había, no éramos los únicos que teníamos ganas de ponernos un dorsal en el manillar... así que a hacer cola en la salida (muy muy atrás nos pusimos), darle al botón de inicio en el GPS y a rodar.


No han cambiado para nada las cosas en las salidas. A todo lo que se pueda encarando el camino del Safareig (siempre picando hacia arriba). Tocando el freno para salvar el taponcillo que se hace en el túnel bajo la CV-35

Primer repechito sobre tierra en el Garroferal Clar, para ir estirando la marabunta que éramos y poco después, primera sendita. '¡De a uno!' recomendaba un voluntario... pero ya sabéis. Una trazada y la gente yendo entre matojos para subir tres posiciones. Ains mare.


Ya en la zona del Safareig, tras haber vuelto a superar otra subidita curiosa, giramos a la derecha por una sendita limpia, camino y giro de 90º a la derecha. Rampón corto con pequeño escalón al final... Ahí sí, tapón. Andandito hasta llegar a ese escalón, calar y tirar rápido hacia el corral de Pataco e ir desviándonos poco a poco hacia la izquierda, cruzando el camino de Maquiva y bajando la senda Mireia
Se acercaba la subidita al mirador del Tòs Pelat, la primera que realmente te calentaba las piernas.


Son solo 500 m al 8% de media, pero si no tenías ya el pulso bien arriba, aquí subías pulsaciones. Esta vez se subía más fácil; el arreglo del camino con respecto a ediciones anteriores, era palpable.
Bajadita por la senda Tòs Pelat, unos escaloncitos y subida por la urbanización del Pouet.
Nada de dejarse llevar en la bajada, porque se tenía que atravesar el Pla dels Aljubs remando (si había rueda en esa larga recta, mejor que mejor).


Atravesamos por una senda con más piedra que tierra, la Lloma Llarga, avituallamiento líquido y a seguir dando pedales en fila de a uno hacia el barranco del Carraixet, rodeando la Clotxa dels Lleons... Había un buen badén que salvar ahí, antes de torcer a la izquierda y dejar el arenoso camino dels Frares, que picando hacia arriba nos dejó delante de dos kilómetros de subida casi continua. Primero metiendo desarrollo en una senda técnica (170 m  al 10% de media). Un descansillo y un tramo cortito (entrando con un escalón donde algún pie a tierra se pudo ver), con el terreno bastante mojado para acabar los últimos 700 metros por camino.


Empezábamos ahí un bucle rompepiernas de casi dos kilómetros. Sin descansos y con tres repechos que hacían pupa, especialmente el primero (100 m al 19% de media). La tónica era repecho - bajada - repecho, saliendo casi de parado, no pudiendo aprovechar la velocidad del descenso.


Bajada por la senda con más 'chicha', entre árboles y con el terreno bastante roto, aparecimos en el camino del Barraquero para llegar al Molló del Forcall por la senda Corta, con el ánimo de darle la vuelta por completo al Coto de Català. De nuevo terreno sin descanso Sube, senda, piedras, baja, bosque, repecho de hormigón, los calentones de la senda Belvedere... unos 9 kilómetros con la guinda de subir al Tòs Pelat por la urbanización Els Racons, con esos 300 metros al 12% de media que picaron en las piernas de qué manera.


Bajada bien larga desde la Pedrera del Mono primero por la senda Kajuna, al final de la cual había un terraplén-trampa para esquivar una casa en obras que telita, pero en general, fácil... casi que hasta te podías relajar, aunque ya se encargaban tres tramos de recordarte que faltaba acumulado por cubrir: un zig-zag en la zona del Safareig, los 100 metros al 12% de media tras esa bajada y la subidita tras dejar atrás el campo de tiro.


Desde ese punto ya camino ancho, carril bici y atravesar por donde marcaban las señales hasta entrar en la Pobla de Vallbona con los 37 kilómetros en la saca.
A coger la comida y esperar a los compañeros en la zona de las carpas, contando batallitas y compartiendo risas con amigos.

¿Cómo quedamos nosotros?

Vladi: 39º M35 / 395º general (2h 23' 13")
Paquito: 46º M45 / 409º general (2h 24' 48")
Iván: 19º Promesa / 450º general (2h 35' 59")
Eddie: 55º M45 / 470º general (2h 40' 30")

A pensar en Xàtiva.

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Crónica de Paco Pérez

miércoles, 9 de marzo de 2022

Pedralbarro (Marcha BTT Pedralba)


El caso es que, fíjate tú, se sabía que había llovido el día de antes y segundo que había barro allá por dónde intentases rodar para calentar... pues aun así lo que más se escuchaba mientras tratabas de completar el recorrido era que desde luego cuánto barro, que si así no se podía, etc. Ya lo dice el refrán: Quien no quiera polvo...
Puede que esa fuera la razón de que nos juntásemos casi 200 detrás del arco de meta (incluidos Vladi y yo), en una salida 'escondida' y apretujada.
Despacito y buena letra al poner el cronómetro a cero, que el terreno patinaba.


¿Salida subiendo? Casi casi. A las afueras de Pedralba, por el camino del Jaucar, se empezó a meter desarrollo. Al principio no tanto por la pendiente, sino porque el barro atrapaba las ruedas (que era como ir subiendo); luego ya sí, porque remontar el barranco de Balsillas se ponía cada vez más complicado.
Descansillo en forma de senda para cruzar el barranco de la Marjuela, que valió para empezar a buscar el límite del agarre de las cubiertas y vuelta a ganar acumulado (2,2 km al 4,5% de media) por el camino de la Salada, entre naranjos.
Y sin remilgos, dejamos el asfalto para subir (por primera vez) una trocha que gracias al barrillo dejado por quienes pasaron antes, hizo muy difícil el llegar arriba sin ir empujando la bici. Calar y bajar al camino de la Salada de nuevo para volver a abandonarlo por otra senda de bajada que, al principio, no te merecía nada de confianza.


Sigueinte paso: rodear el Cremat, por el camino del Pla de Torres; aunque Vladi y yo decidimos ir por otro lado en lugar de seguir por dentro de la rambla Castellarda... lo que tiene seguir a una grupetilla en la que nadie lleva el track (no vimos el giro jajaja).
La cosa es que no nos libraríamos de la siguiente subida (2 km al 4% de media) por el camino Viejo de Chelva con su giro de 180º para meternos en una preciosa senda del Campillo, que terminaríamos haciendo a pie antes de bajar con todo el cuidado del mundo.


Pasamos de nuevo la rambla, con agua chocolateada a la altura del pedalier, para rodear el barranco del Charco del Moro y rodar subiendo /1,7 km al 4,5%) en paralelo al de Cañizares, luego por la solana de la Llobera y acabar al lado del Canal Principal del Camp de Túria antes de llegar a la cota más alta del día (464 m) en la cañada de l'Almendroler.
Bajada de algo más de 1 km hasta el barranco del Pedregós, giro a la derecha y dos trampas en forma de escalones que superamos como pudimos antes de seguir bajando por el camino de la Carrasqueta, entre muchos naranjos, pasar sobre el lecho de la rambla Castellarda y el barranco de les Clotxes y tirar hacia la cantera del collado de la Herrada.


Parte rápida esta, ya que el asfalto del camino del Castillejo estaba seco y seguiría siendo rápida sobre tierra del camino de Cavanzas; algún repechito, pero llegamos sin demasiado esfuerzo al camino de la Salada. ¿Por aquí ya hemos estado? Eso dijo Vladi cuando nos metimos de lleno por un camino embarradísimo, donde había gente sacando pelotas de tierra pegada en el puente de la horquilla, en el paso de la rueda de atrás, otros metiendo la cadena... no auguraba nada bueno.
Sí que habíamos pasado, sí; la trocha del principio que ahora, obvio, estaba peor... mi cambio dejó de funcionar como debía y cada pedalada desde entonces era como estar moliendo café.
Arriba del todo nos fuimos para la senda de la derecha, hacia la Cruz Quebrada, cada cual como su equilibrio o mecánica le dejaba hasta que volvimos a rodar por asfalto, más tranquilos, ya de camino a Pedralba.


Antes de entrar al pueblo, un caminito delimitado con cintas para acabar bien embarrados y cuando teníamos la meta a 20 metros: desvío. ¡¿Por esa pared de hormigón?! ¿A estas alturas? Pues eso. Nos tuvimos que merendar 200 m al 16% de media... Cuenta la leyenda que arriba se entre menos mal que había un animador a medio camino dándolo todo jajajaja
A la altura del vértice geodésico de la Torreta y el monumento a los padres Dominicos... tobogán hacia abajo (haz lo que puedas), un nuevo rampón al 12% como final de mascletà, paseo triunfal entre los pinos y entrada a meta tras deslizarse por una brecha en el talud.


Nos quedó bien claro la razón por la que esta marcha valía doble. Tremendo esfuerzo para acabarla, pero en la zona de recuperación Vladi y yo nos felicitamos por haberla podido acabar sin percances serios, que al final es lo que cuenta en estas ocasiones.
Chocolatito caliente y para casa.


En días como hoy da gusto tener a alguien con quien ir compartiendo la ruta. Por suerte siempre tenemos a Doyoubike, AAACapital, PACOM Systems y Talleres Gonzalo, ahí, a nuestro lado. Gracias.
A seguir celebrando nuestro décimo aniversario como Club.

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Aquí puedes descargar el track de la marcha.

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Crónica de Paco Pérez

martes, 15 de febrero de 2022

Nos gustan las piedras (Marcha BTT Transalèdua, Llombai)



Una clásica del Circuit BTT La Ribera que te puede llegar a sacar de la 'comodidad' de las marchas del Circuito MTB Valencia... con el aliciente de que en cada edición hay cambios en el recorrido, cosa muy de agradecer.
Preciosas sendas con piedras (muchas), losas, pasos estrechos, zonas ratoneras... En mi opinión valen la pena cada uno de los 43 km de la Marcha BTT TransAlèdua (Llombai).


Allá que llevamos nuestras dobles Carlos y yo, con muchas ganas de vivir en primera persona los nuevos cambios en el trazado. Traca y salida tranquila, sin sudores, atravesando por la Ponderosa (600 m al 9% de media) y seguir subiendo para por el asfalto del camino de Passelvir (1,7 km al 4,5%) hasta tocar la primera senda en la cabecera del barranco Ample, formar parte del primer tapón, enlazar con otro 'single track' cortito, salir a pista y encarar hacia Passelvir, donde tenían preparados unos divertidos toboganes.


No llegó a un par de kilómetros por el camino de la Malà, rodeando la loma Redonda, nos encontramos con el segundo tapón; considerable. La parte de subida, empujando la bicicleta. La parte de bajada, donde empezaban a asomar algunos escalones de piedra, sobre el sillín... empezando a tomar contacto con ese terreno con tanta roca que tendríamos subiendo por la senda de la Pedrera (500m al 7% de media), justo antes del primer avituallamiento.
Desde allí, bajadita para enlazar con la senda de Fontanelles, que ya tenía algún punto 'conflictivo' y volver a subir coronas para ascender por la senda de Rafel (menudos 500m al 12% de media).


La bajada por el barranco de la Farina se hizo corta, pero había que aprovecharla de cara a afrontar los dos siguientes repechos que nos dejaban al lado del barranco de Quixal, bajando en paralelo, pero no con mucha velocidad, porque esas losas que sobresalían tampoco permitían lanzar la bicicleta... como sí se pudo hacer a la altura de la loma de Sant Antoni... sujetando fuerte el manillar, eso sí.
Entrada a Llombai, bajada por los escalones de la ermita de Sant Antoni y primer bucle terminado. Tiempo de hacer fondo remontando por la margen derecha del río Magro en dirección al castillo d'Alèdua.


La pedregosa senda de la torre hizo que no se nos fuese de la cabeza dónde estábamos, aunque lo que teníamos por delante era la subida hormigonada del Portixol (800 m al 10% de media), remontando el barranco d'Antoni la Sardinera, que no acababa ahí, porque continuamos subiendo por el camino de l'Estepar (ya con una pendiente más tendida) hasta girar a la derecha y meternos por la senda del Gas, tramo de enlace con el Plà de l'Estepar... que mucho plano no tenía... era más bien una zona de sube-baja que no te permitía dejar de dar pedales.

 

Justo antes de llegar a la caseta de Bernabé, una senda ratonera dando la vuelta a la Contrampa, ya en el Paraje Natural Municipal El Tello. Bonito rampón de más de 100 metros al 14% (dolor).
La bajada posterior, espectacular. Enlazando la senda el barranco del Tio Traca con el de Ferrando. Tramo precioso con rocas, escalones, curveo, escalones, raíces... terreno a veces seco, a veces suelto, otras húmedo... pasando por cantos rodados cada vez que se cruzaba el lecho del barranco hasta llegar a la Cañada Real de Aragón, casi en la orilla del Río Magro. Divertidísima esa parte de 4 km.


Aunque sin terminar de saborearla, el recorrido te metía en firme hormigonado. A subir el primer repecho con dobles dígitos en la pendiente y, en el segundo (senda de la Cadena), echando mano de técnica, buscando la trazada menos pedregosa. Diferentes pero igual de complicados.
En el corral de Castellar, sopresa. Como el barranco de la Lloma Plana estaba por allí, que mejor que ir a buscar un punto donde poder cruzarlo, rodando por las dos orillas, (la vuelta, por senda, más entretenida que la ida) y cerrando este puqueño bucle por el camino de Castellar hasta el azud de Llombai.


Asfalto por delante y pocos kilómetros hasta el arco de meta, con la única 'complicación' de salvar el río Magro antes de que te quitasen el dorsal del manillar, recoger el bocadillo y, como viene siendo normal, comentar el recorrido y tus sensaciones, que eso también forma parte de ir a las marchas ¿no?

Doyoubike, AAACapital, PACOM Systems y Talleres Gonzalo, agradeceros que sigáis estando en nuestro maillot otro año más. Valoramos y mucho ese apoyo... y a seguir celebrando nuestro décimo aniversario como Club.

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Si quieres ver las fotos de la prueba, las tienes en la galería: enlace.
Aquí puedes descargar el track de la marcha.

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Crónica de Paco Pérez

miércoles, 15 de septiembre de 2021

10 picos (y piquillos) de Espadán



Anda y que no nos gusta decir la verdad al resto de participantes en la salida de una carrera... y si es alguien que conoces, más todavía. Que si no he entrenado, que si no he salido en semanas, que si blablabla. El candadito en Strava debería estar prohibido jajaja. La cosa es que al final solo uno sabe como está y el recorrido te pondrá en tu lugar lo quieras o no.
Esos comentarios sobre el estado de forma es lo que más se escuchaba mientras esperábamos que dieran la salida de los 10 picos de Espadán. Imagino que por tratarse de un recorrido exigente nadie quería mostrar sus debilidades al resto (ya sabéis, el orgullo...); la verdad es que lo era.

En 140 km la organización había comprimido 10 puertos para un total de 3000 metros acumulados. Aunque mejor sería decir alrededor de 3000, porque a mi me salieron 2806, la organización decía que eran 3300 y otros llegaron a meta con 3100. Es posible que los contaran la misma gente que estima la asistencia a las manifestaciones.
¿El recorrido? pues se podía dividir en dos bucles. El primero con tres puertos espaciados entre sí y el segundo que era donde estaba toda la fiesta.


Onda. 8 de la mañana y casi 350 bicicletas de las 700 inscrita, echan a rodar (una pena el tema de aplazamientos y cambios de fecha). Todas detrás del coche que neutralizaba el inicio de la prueba, aunque nunca pareció demasiado neutralizada al menos en la parte trasera. La cuestión es que habiendo pasado por Tales, frontera del Parque Natural de la Sierra Espadán, la carretera ya se puso hacia arriba y se nos vino encima el primer puerto al salir de Alcudia de Veo.



Cortito, con un pequeño descansillo antes de la parte que iba a hacer que las piernas entrasen en calor, porque ya aparecían las dobles cifras en el porcentaje. Todavía se rodaba en grupos ocupando todo el ancho dela carretera.
Bajada larga por Aín hacia Eslida, que ya conocéis y sin pararse en Casa Paquita, a por el segundo puerto.

Aquí ya se empezaron a desgajar los grupos (especialmente en la parte central), cada cual buscaba su verdadero ritmo, pero no había que descuidarse y quedarse solo. La razón es que tras el descenso por Chóvar y Azuébar, venía un tramo en el que rodar en grupo (más o menos numeroso), haría ahorrar unas fuerzas que luego deberías sacar de la mochila... de modo que nada de parar a rellenar bidones en el avituallamiento.


Nosotros éramos cuatro en el grupo y así llegamos a Castellnovo, con el terreno picando hacia arriba (realmente era el tercer puerto) desde muchos kilómetros atrás. Qué bueno ver a gente sentada en la calle viendo y aplaudiendo nuestro paso... algo que se repetía por todos los pueblos por donde pasamos.
Se engrosó la grupeta, pero tras Algimia de Almonacid, con el cuarto puerto en el punto de mira, de nuevo cada cual a la suya y todo el mundo a por La Nevera.



De esos 4,4 km los dos últimos son, bueno... mucho color naranja y rojo en la pantalla del GPS y algún puntito morado. No da esa sensación de puerto empinado por ser carretera ancha, bien asfaltada, etc, pero aquello agarra que da gusto.
Metido en la cassola, bajada larga de las de verdad. Primer bucle terminado; bucle que bien podía ser una salida de domingo (llevábamos 80 km con 1400 de acumulado). Pero estábamos a un poco más de la mitad de la prueba y haciendo un cálculo rápido, en 60 km tendríamos que acumular unos 1600 metros.
Parada obligatoria a rellenar los bidones en Tales, comer algo de fruta en el avituallamiento, echarse otra poca en el bolsillo y a remar.
Desvío a la izquierda para no entrar en Artesa y a por la cuarta perla del día:


Dejamos las carreteras anchas. Esta es del estilo a la zona de Canteras, con un paréntesis para que vaya sangre a las piernas. Ya empezaba a notarse el calor, por cierto.
Bajada a Ayódar y a por el Hors Catégorie del que todo el mundo hablaba, el puerto de Torralba del Pinar que, en realidad, era la suma de dos puertos encadenados, el del alto de Torralba del Pinar y el de la Tarallola.


Sin sombra por ningún lado esas rampas parecían no terminarse nunca y si encima le sumas que acababan de echar una capa de asfalto en la parte final el alto de Torralba del Pinar, el calor empezaba a ser asfixiante.
Levantabas la vista y veías puntitos de diferentes colores moviéndose despacio curvas arriba... por suerte los árboles estaban en la Taraolla que, aunque sus rampas eran similares a las subidas hace nada, se agradecía estar al resguardo del Sol... eso y haber parado en el avituallamiento de Torralba a rellenar y comer algo.

¿No echas de menos algo hasta ahora? ¿Verdad que en toda carrera que se precie hay preparada una emboscada? Pues el alto de Villamalur era la de este recorrido. Antes de llegar a Pavías se gira a la izquierda por un camino de bajada que me hizo entender la conversación entre dos en la salida. Le decía uno a otro:
- Al final te has pasado a los discos jajaja
- Claro no he tenido más remedio. Estoy todavía acostumbrándome.
- Ya verás lo bien te van a venir cuando bajes después de Higueras.

Razón no le faltaba. Aquello estaba llamando a las puertas del grável. Camino de dos metros de ancho, con asfalto agrietado, gravilla y piedras sueltas, pegotes de tierra seca... que conducía a la rambla de Artea. Abajo, te dolían más los brazos que las piernas.


Y una vez tocado fondo, para arriba por un camino de iguales condiciones y con pendientes que te hacían desear ver un 7, 8 o 9% en el GPS. Con todo puesto desde abajo y a que fuesen pasando los metros... no había otra.
Habiendo coronado, se baja entre pinares con curvas de herradura de camino a Villamalur, con un repecho trampa para llegar a las casas (600 metros al 10% de media).

Unos gritos y aplausos de los cuquillos después, bajábamos de camino al décimo puerto, el de Cascalls. ¡Ya solo quedaba uno! Y luego sería ya todo fácil para volver a Onda.

Fácil debido a que en este último puerto volvimos a hacer un grupito para afrontar los últimos kilómetros con el terreno picando un poquito hacia abajo, porque entre que íbamos apurando la reserva del depósito y el aire venía de cara, Onda no llegaba.


Pero llegó y tenía escondida una ensalada de pasta y melón para quien la encontrara jajaja.
Intensa. Sin descansos... pero como dice un buen conocido: esta ya no me la cuentan.
Gracias a Doyoubike, AAACapital, Talleres Gonzalo y PACOM por estar con nosotros durante esta travesía por el desierto, pero las carreras ¡han vuelto!.

martes, 23 de marzo de 2021

Brevet 200 Massamagrell (Betxí-Pedralba)

A las 7:00 de la mañana, un año después. Llegó el turno de rodar la Brevet 200 (Betxí - Pedralba).

En realidad nos apuntamos varios miembros del Club el año pasado por eso de probar algo diferente en esto de las bicicletas (mira que hay cosas diferentes ¿eh?), pero por unas o por otras, acabamos yendo el que escribe y Paco Caballer. Yugo también tenía cita hoy con la Brevet, pero su recorrido era diferente... habrá que decirle que se ponga con su crónica 😏.

 

Fresquito (5 grados), nublado y con viento (las previsiones eran tirando a malas para todo el día). Así salimos hacia Massamagrell porque si la prueba eran 200 Km, más o menos, ¿qué más nos daba hacer una veintena más? Un par de centenares de kilómetros OMG. Ya que la noche de antes no hubieron fallas, ya nos pegamos fuego nosotros.

Con toda la intendencia cargada, ya que esta vez no habría avituallamientos, confiamos en que habría suficiente... aunque por suerte para nosotros, los puntos de control se hacían en bares jajajaja.

Por cierto, aunque en la inscripción estaba incluido el almuerzo en Gátova, por las restricciones que hay, no se podía hacer y junto con la documentación se nos devolvió a cada uno los 5€ del importe.

Para quien no haya oído hablar de las brevets: se trata de una prueba no competitiva en la que se te entrega un pasaporte que debes sellar en una serie de puntos de control a lo largo de un recorrido. Para que se te homologue, tienes un plazo máximo de tiempo para cubrir toda la distancia y también unas horquillas de tiempo en las que pasar por los diferentes puntos de control que la organización haya puesto.

Allí que estábamos a las 7:30 en el bar Massamagrell (inicio y final de la ruta) con nuestro pasaporte y bolígrafo; nos hicimos la foto de rigor en el primer punto de paso (algo que debíamos ir enviando a la organización) y carretera.


Ya conoces como es el tramo entre Massamagrell y Sagunto. Primero completamente despejado (vayas por la carretera o el carril bici) hasta Puçol y luego por el camino viejo de Llíria hasta Sagunto, más de lo mismo. Primera oportunidad: nos pusimos a rueda de un solitario ciclista para empezar a economizar en la medida de lo posible, aunque duró poco... pero por suerte, antes de llegar a Almenara y como agua de Mayo, un grupito de 5 nos alcanzó... ¡a rueda sí o sí! Qué bien se rueda resguardadito. Solo es cuestión de guardar el orden y au.
Y la cosa mejoró, porque por detrás llegó otro grupo un poco más numeroso e hicimos grupeta. Menos mal, porque esos 15 kilómetros hasta Nules se nos hubieran hecho bola... como los 10 que nos separaban de Betxí, siempre picando hacia arriba (y contra el viento). Anda que no iban a gusto los que rodaban en dirección contraria. Envidia.


Primer punto de control. Foto en el bar Cullidors, cuño y a deshacer el camino bien ligeros, porque incluso cuando torcimos por la Vilavella hacia Alfara de la Baronía, rodeando las estribaciones de la sierra Espadán, a veces teníamos el viento de cola. De todos modos, aunque la ruta marcaba ir por la N-225 desde Moncofa, preferimos ir por la vía de servicio paralela: puede que peor asfalto y seguramente perdiendo algo de tiempo, pero si podíamos evitar tráfico, mejor.


La cuestión importante es que para llegar a Segorbe, 15 km, volvíamos a tener pendiente positiva delante (no os olvidéis del viento en contra), que hicieron que al llegar a Soneja ya nos estuviésemos planteando seriamente el hacer un alto, allá donde fuera, para almorzar. De modo que el primer bar que vimos en Segorbe con terraza al Sol, lo hicimos nuestro... lo que fuera por estar un ratillo sin dar pedales.

Estando allí parados pasó un grupo de ciclistas al que no se le hubiera prestado mayor atención, pero uno de ellos llevaba una equipación de invierno antigua del Club (nadie conocido), por lo que se nos quedó en la mente... ya volveremos con ellos.


Dimos buena cuenta del almuerzo, rellenamos bidones y ya teníamos en el punto de mira el puerto de Xirivilla. Sabemos que no es la mejor opción la de almorzar antes de enfrentarse a un puerto, pero los 100 Km anteriores bien merecían el descanso.
Y allá que nos encaminamos a cruzar la Calderona. No sé desde dónde consideráis el inicio del puerto como tal, si desde que cruzas el barranco de las Cerveras (los últimos 4 kilómetros al 6,5% de media) o prácticamente desde que sales de Altura... pero de un modo u otro, íbamos con el viento a nuestra espalda. Una bendición, vamos. Bonitas rampas, curvas y vistas.


Parada obligada en Gátova, ya que allí estaba el segundo punto de control del recorrido (Bar la Fuente) y a seguir disfrutando de la bajada hasta Olocau para enlazar con los 22 km hasta Pedralba por el trazado de AVAPACE. Terreno siempre un poquito favorable y con el viento, que había rolado, entrando de costado... pero empujando, agradecidos en todos los repechos. con esa tranquilidad, hasta pusimos pie a tierra.


En estas que llegamos al tercer bar donde teníamos que fichar (bar Chiringuito) y haciéndonos la foto, llega el grupo con el ciclista vestido del Club. Los ojos como platos se nos quedaron... Nos dijeron que habían salido media hora antes que nosotros de Massamagrell, por lo que Paco y yo pensamos que no lo estábamos haciendo tan mal.
Entraron, cuñaron y se fueron mientras hablaban sobre qué ruta seguir.
Nosotros nos quedamos una rato más largo tanto para descansar las piernas, que ya empezaban a mandar señales de aviso, como para tomar un tentempié.
Incluso barajamos la opción de llegar a Llíria por Vilamarxant, por si nos podíamos quitar algo de viento... pero viéndolo en el mapa y como era una opción más larga en distancia, lo dejamos pasar.


Nos quedaban unos 50 km por delante, de los cuales la primera veintena hasta Marines, serían por la misma carretera por la que habíamos venido. Muerte. El viento de cara empezó a ganar en intensidad, tanta que la salida de Llíria la hicimos por el carril bici buscando la protección de los pocos árboles que hay. Mal. De hecho en la gasolinera de Marines tuvimos que parar a darles un respiro a las piernas mientras nos animábamos con la idea de que al girar 90 grados para enfilar a Bétera, al menos tendríamos el viento de costado.


Pero no, ya sabéis cómo de caprichoso es... y efectivamente cambió la dirección lo suficiente como para seguir frenando. ¡Qué hartura! En esas estábamos cuando ¡sorpresa! El grupito de nuevo jajajaja. A la pregunta de: '¿por dónde habéis ido?' el chico del maillot contestó 'no me hagas hablar'. La cosa es que llevaban como 20 kilómetros más que nosotros por lo que nos contaron.
Con ellos llegamos al cruce con la carretera de Nàquera. Ellos tiraron hacia arriba y Paco y yo, nos metimos por el camino viejo de Sagunto, para evitar hacer esa parte en subida y encima con el freno del aire. Daba igual. Creo que el viento más fuerte lo tuvimos en esta parte. Ya hasta de mala leche y todo. Quizá esa fue la razón por la que pasamos por esos 100 metros inundados del camino, donde los coches estaban parados pensándose si tirar adelante o no.



Sea como sea, acabamos llegando al cuarto y último punto de control para cerrar el círculo... antes de que llegara el grupo de cinco jajaja. Sus caras al vernos allí fueron todo un poema.
Nosotros plegamos velas y cada mochuelo a su olivo. Cansados, se supone que con piernas (no las notaba) y deseando meternos entre cuatro paredes para dejar de escuchar (y notar) el zumbido del viento.


Brevet hecha, que es lo importante, dando visibilidad a nuestros patrocinadores Doyoubike, AAACapital y Talleres Gonzalo y al día siguiente ya disfrutaremos de lo hecho... cuando nos despeguemos de la almohada e incluso podremos agradecer los mensajes de apoyo que nos mandasteis por Whatsapp.