Segunda prueba del Circuito Mesesport Valencia: Xàtiva. Portabicis lleno y carretera, que hay camino por delante.
Trazado con menos camino ancho de lo que parecía a priori, rápido, sendas que tenían su puntito, alguna rampa de las de querer tener un 54 detrás... pero, sobretodo, será recordada por el tremendo tapón del kilómetro 5; el que había que sufrir para pasar al otro lado de la muralla del castillo de Xàtiva.
Los mismos cuatro que estuvimos en La Pobla de Vallbona la semana anterior, nos volvimos a juntar tras el arco de meta; a una distancia suficiente como para que, en caso de que se hubiese seguido deshinchando cuando ya estaban a punto de darnos la salida, no nos tocase un pelo.
Toque de corneta y a apretar. Qué buenas son las salidas picando hacia abajo y con viento a favor. Luego giras, te encuentras la subida de un puente y ya como que no es lo mismo.
Paso rapidísimo por las calles de Xàtiva, apuntando al castillo y para arriba (1 km al 8% de media), cogiendo pendiente poco a poco y al llegar a la altura de la ermita de Sant Josep, nada más pasar el monumento a la Pilota Valenciana, embudo.
Piensas: "Bueno... giro cerrado, empieza senda, solo 5 km desde el inicio. Enseguida pie a la cala". Pero cuando llegas a la senda de la muralla de Levante y ves el panorama que hay para cruzarla por la puerta (a unos 200 metros), ya te relajas por completo. Veinte minutitos para sumar al crono.
Al otro lado de la puerta empezaba una tramo que a veces era senda, a veces medio camino... y aunque picaba hacia abajo, la senda Penya-Roja tenía algún momento de subida+piedra+raices que incluso venía bien para volver a calentar las piernas; incluso para intentar memorizar el trazado de la senda Residencia, el tramo que discurría en paralelo al barranco de l'Angeliu, porque pasaríamos por allí ya casi acabando el recorrido de la marcha.
Le seguía el asfalto del camino de les Aigües (tramo para coger rueda), abandonándolo cuando se separaba de la acequia de Bellús, con las señales apuntando hacia la Cova Negra y remontando el río Albaida... que ya no dejaríamos hasta la presa del embalse de Bellús.
Llegamos a pie de presa por pista bien ancha y desde allí a Bellús, para cruzarlo y llegar al gorgo de Soliger. Avituallamiento líquido y a remangarse. Se acabó lo menos serio y llegaba la recta eterna del Búnker que acababa en la Planissa. Total eran 400 m al 12% de media (hasta el depósito) y los siguientes 700 m al 14% de media (hasta el pozo). Una romería parecía aquello, pero se acababa al llegar a la caseta y daba la sensación que en el falso llano que seguía, por sendita, sería llevadero... pero es que esas piedras en punta que salían de la tierra, como que no daban tregua.
La que sí nos dio tregua fue la bajadita; a lo tonto a lo tonto fueron 2,5 km. Primero por trialerita juguetona y luego por el asfalto de la N-340 (sin desarrollo nos quedamos para dar pedales en ese punto). Ahí sí. A recuperar todo porque el meternos por la sierra Grossa, iba a tener lo suyo.
Giro a la izquierda por la senda de la Falguera (no era senda, era camino rodador), remontando el barranco del Cuadrado a la sombra de los pinos. Barranco que se cruzaba por un puentecito de madera tras una sendita de bajada con un puntito picante.
Y vuelta a meter piñones, porque venía la subida hacia la Lloma Plana, por les Almasseretes. Hay que ver cómo nos gustó ir por el hormigón del camino Portet, ¿verdad? Lo que se pega eso a la cubierta.
Corta se nos hizo la bajada de la loma de Gozalvo, con esos dos giros de 90º a derecha e izquierda casi seguidos; pero no se nos hizo corto el repecho que venía a continuación: 400 m al 14,5% de media, con lo duro duro al principio... se pudo ver a gente empujando la bici aquí.
Con estas que llegamos a los naranjos del pla d'Agulló, un poquito de llaneo y tras una corta pared de asfalto, torcemos a la derecha para empezar los 5 km más bonitos de todo el recorrido, recorriendo toda la solana de la sierra de Vernissa y la del Castillo.
*********
Crónica de Paco Pérez