lunes, 11 de mayo de 2015

Alpuente: Tierra de dinosaurios

Hay marchas que se caracterizan por sus trialeras, por su trazado pistero, por sus fuertes rampas, por la lluvia, por el ardiente sol, por una excelente organización y hoy hemos tenido un protagonista conocido por todos aunque nunca habíamos tenido que lidiar con él, tantos y tantos kilómetros , EL POLVO ; ha sido extenuante. Cientos de metros donde no podías ver más allá del compañero que llevabas delante, curvas y más curvas con varios centímetros de espesor y repechos donde la tracción de los neumáticos se veían seriamente comprometidos.

Trescientos bikers se han dado cita en Alpuente para disfrutar, sufrir, reír y luchar por las tierras donde los dinosaurios corrieron a sus anchas hace unos cuantos miles de años y como auténticos Espartanos han dado lo mejor de sí para llegar a la meta con una gran victoria personal. Nuestros Espartanos han sido en esta ocasión, Rado, Edu, Alberto y la pareja de moda Zipi y Zape, jijiji (Arturo e Ibán).

Nuestro incansable Ibán



Por la lejanía donde se encuentra Alpuente y su comarca hoy la salida se ha dado a las 9:30h. Por delante teníamos 43km. y 1300m. de desnivel positivo acumulado, aunque esto no parecía que asustase mucho a los bikers que han salido como si hubiesen visto a un Tyrannosaurus rex. El grupo se ha estirado rápidamente por una pista sinuosa con cierta inclinación negativa hasta llegar a las primeras rampas cortas pero con gran desnivel. Estas primeras rampas han dado paso a otras con menos desnivel y muchos más metros por recorrer. Todo lo que sube baja y no se hizo mucho esperar una bajada por pista polvorienta , como no y curvas donde elegir la trazada correcta era vital para no dar con los huesos el suelo.

La primera “tacha” de la marcha nos estaba esperando y no defraudó. Un único carril ciclable entre piedras era la forma de poder llegar a la parte alta del collado sin tener que hacer pie. La primera trialera tampoco se hizo esperar mucho más, una senda muy limpia y rápida donde se podía volar con las bicis. El subidón, por su longitud, ya lo teníamos ahí, así que era el momento de coger una buena rueda que te llevase hasta la cima sin tener que sufrir demasiado. Una vez superado este hueso comenzaba un tramo de la marcha de varios kilómetros muy rápidos por una pista una vez más con … mucho polvo. No nos lo podíamos creer, un pequeño riachuelo que parecía un oasis en medio de este desierto, nos esperaba y tal cual vino se fue, como un espejismo. De nuevo tocaba subir y subir y subir y cada vez con mayor desnivel hasta alcanzar rampas del 26% en un terreno suelto y muy complicado para mantener la tracción de la rueda trasera y la estabilidad en la bici; vamos que tocaba echar pie a tierra y remontar hasta que el desnivel dejaba de ser inhumano.

El nuevo fichaje Rado


 Una vez más una gran subida daba paso a una gran bajada y en este caso por sendas y trialeras muy disfrutonas. La línea de meta se podía oler en el ambiente, un cartel nos indicaba que solo faltaban dos kilómetros, que ilusión,¡¡ ya lo tenemos ahí ¡¡ y unos metros más adelante otro cartel daba a entender que íbamos a tener que sudar sangre para conseguirla. Menudo rampón de asfalto, que duro, menos mal que a la llegada al pueblo en los últimos metros de ascensión nos esperaban nuestras chicas para darnos ese aliento perdido a lo largo de la batalla. Espartanos!!!  AUHHH, AUHHH, AUHHH.  
¡¡ Nos vemos por los montes, esta siguiente vez en Chulilla ¡¡
Cronica by Ibán.

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