jueves, 24 de enero de 2019

Marcha BTT Ribarroja


Una semanita entre medias. Todavía con las piernas calientes de la turbomarcha, ya estábamos tomando posiciones detrás del arco rojo para que nos abriesen las compuertas. Alta afluencia de ciclistas a la Marcha BTT de Riba-roja que contaría con 17 de los nuestros remoloneando alrededor de la carpa, hasta que se acercó el momento de la suelta.
Entonces empiezan los nervios, que si enciende el GPS, trago de agua, saluda a este y a aquel, busca con la mirada si la gente de delante empieza a moverse... y sin comerlo ni beberlo, pedaleas, te pones de pie para imprimir velocidad antes de llegar a la rotonda y, primer tapón jajajaja



Para calentar nos sacaron del pueblo por el camino de Cheste (1 km al 5,5% de media), o nos mandaron para allá, porque costó algo tomar la curva a derechas para meterse definitivamente en harina. Qué de gente dando pedales.
Se vería más claro al rodear la mina de Perol (500 m al 10% de media); más claro por la sencilla razón de que nos reagrupamos en la parte más alta casi sin quererlo la gente que subía pedaleando muy despacio... donde el verdadero esfuerzo era el mantener el equilibrio, se unieron quienes empujaban sus bicis y hasta pude ver a otros que, al más puro estilo ciclocross, corrían bici al hombro entre los arbustos para salvar otro embudo.



Dantesco. Pero, no se vayan todavía que aun hay más (Gallifante para quien recuerde esa frase). EN la Umbría de la Mina de Querol aparecía la primera senda (3 km desde la salida). Lo que estás pensando: retención. A ver, que es lógico siendo tanta gente teniendo que pasar de a uno.
Primeros bufidos, improperios y comentarios de que en Chiva (había prueba Open) hubiesen estado mejor. Pues haber ido y, seguramente, el resto habríamos ganado.




La llegada al barranco de Porxinos abrió la espita de gas y todo el mundo se puso a remar como si no hubiese un mañana. Vamos ¡Vamos! ¡¡Vamos!! Se intentaba recuperar el tiempo 'perdido'. Y si ahí no se rodaba rápido, al llegar al camino de Cheste de nuevo (a la altura de la Fonteta Ràquia) y picando hacia abajo, pues eso, a ver subir la velocidad media por momentos.
Giro a la izquierda en busca de la balsa de Cerveró primero por camino y luego por senda, abierta, asequible... y con tapón. Cachis.




Pues volveremos a apretar en el asfalto, no quedaba otra. La vuelta a la Serretilla por el camino de la Canyada de Dalt, con pendiente favorable (y un Sol de uñas amenazante), se acabó pronto. En concreto acabó al llegar al naranjal de la Casiquia de Monzón, que tuvimos que bordearlo por una especie de firme cementado muy irregular, con restos de mangueras de riego por goteo, que iría seguido de una trocha fácil que nos dejaría cerca del Cordel de Castilla, en el límite meridional del Parque Natural del Turia.


Mucho habíamos llaneado ya, de modo que las piernas estaban listas para ponerlas en algún compromiso 'interesante'. Pasada la cantera del Bufas tendríamos que dar cuenta del entrante (575 m al 6% de media) y como el servicio era bueno, no pasó demasiado hasta que trajeron el principal con un toque de Strava. Destacables los últimos 300 m al 8% de media antes de tirarse por una senda rota, al doble de pendiente, que iría suavizando para acabar con unos divertidos saltos antes de ver las vallas de la cantera otra vez.




Otra vez asfalto. Otra vez a buscar alguna rueda amiga mientras echabas mano del bidón dejando atrás campos y campos de naranjos que conducían a la cabecera del barranco de Pozalet. Un entrada algo complicada si te pasabas de velocidad, pero luego, entre esquivar las cañas, baladres, curva-contracurva... se hacía entretenido. Y si no, podías contar las botellas de cerveza que había (qué pena damos).



Salimos del cauce del barranco para rodar en paralelo a las vías del ferrocarril, a cuyo otro lado se encuentra el Circuito Ricardo Tormo y ojo. Empezaban a notarse algunas gotitas cuando nos separamos de las vías y así, sin anestesia, 300 m al 12% de media. Ya te lo vas gestionando tú como puedas.
La idea era que llegásemos a la espina dorsal que recorre la Serratilla de Oeste a Este y avanzar hasta un vértice geodésico colocado antes de una interesante senda de bajada.
La pena es que en la última parte de subida, con terreno bastante suelto, no se conseguía agarre y se echó pie a tierra, aunque por la romería de ciclistas, también hubiera habido que hacerlo.




Tiramos por el cordel de Andalucía hasta la Rosella, subiendo la senda del Possalet; intentando recuperar el tono de las piernas en esta parte ascendente que terminaba, prácticamente, en la caseta del Canó. Y si no lo hacías, bueno, quedaban un par de kilómetros rompepiernas de pisteo por el camino d'Osca, pero la cuestión primordial era ir haciendo lo posible para reencontrarte con tus cuádriceps antes de llegar a la Llidona.




Si hiciste la marcha, seguro que sabes de lo que te estoy hablando: 450 m al 13,5% de media, que se lee pronto pero que no se pedalea tanto. Mejor mirar la rueda delantera, meter todos los hierros y no ver a la gente que zigzagueaba o se bajaba. A darle. No había más que superarla sin reventar el pulsómetro (que ya es).



Con las piernas tiritando, bajada por sendita divertida a las faldas de la montaña del Fraile; curioso paralelismo encontrarse a un solitario y monacal Rado (¡gracias!), filmándonos en ese tramo que desembocaba, de nuevo, en el camino de Cheste.Muy cerca estábamos de Riba-roja y de terminar el recorrido, pero (siempre hay un pero), quedaba volver a subir a la mina de Perol, como al principio de la jornada, pero ahora sin fuerzas en la despensa.



Con dignidad. Al menos llegar arriba enteros; sin aire, pero enteros. Te encogías (unos más que otros) para pasar por el tubo-túnel al otro lado de la CV-37 y a gozar de la senda que se dirigía sin dudarlo al pueblo, pero que todavía guardaba alguna sorpresa en forma de repechito, escalón, tobogán... ¡¡Quiero ver la meta ya!!



Sonrisas al ver a los compañeros en la carpa... pero mayor sonrisa al recibir de manos de las voluntarias, ese bocadillo-recovery. Ahora sí, a comentar la jugada. ¿Arturo quinto en M45? Pues a coger sitio y a preparar los teléfonos, faltaría más.




¿Qué quedaba por hacer? Pues ir recibiendo al resto de los nuestros conforme paraban el crono en meta, echarse unas risas y acabar metiendo todo en el coche para a darle sentido a la palabra sofá. Ni más ni menos.


Con respecto a la clasificación, así quedamos al final:



En dos semanas, nos ponemos de nuevo el dorsal y con nosotros estarán, como siempre, nuestros patrocinadoresDoyoubikePACOM Systems, AAACapitaldigitis y Talleres Gonzalo. Gracias por apoyarnos.

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Si quieres ver las fotos de la prueba, las tienes en la galería: enlace.
Y este es el vídeo de Gerard:



Aquí puedes descargar el track de la marcha.


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Crónica de Paco Pérez.

sábado, 19 de enero de 2019

Activación por la Vallesa


Salida con varias finalidades la de hoy. Bien valía para oxigenarte después de toda la semana cada cual con sus historias; ruta para practicar algo la técnica en sendas y trialeras que, a estas alturas del año, hay que ir desempolvando; salida de activación para la marcha de mañana en Robarroja...
El caso es que nos juntamos unos cuantos para ir a pedalear en grupo por las sendas cercanas a Valencia.



Sin prisas, parando las veces que hiciera falta, probar de superar ese escalón o rampa  que se te resistía y que, con la ayuda de los compañeros que marcan trazadas, etc... es más fácil de conseguir dejarlo atrás.



Tiempo de almuerzo al Sol para recuperarse algo antes de volver al lío y regreso a la capital por más senditas asequibles.
Una mañana que bien vale una siestecilla o pasar un rato en el sofá viendo las fotos y vídeos que se grabaron a lo largo de la mañana.

La semana que viene, más.  




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Aquí están las fotos de la salida: galería.

Este es el enlace para descargar el track:



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viernes, 18 de enero de 2019

Empezamos en Marines



Como diría el bueno de Raúl Antón: "Petao, petao, petao". Así estaba la zona de meta, las calles y alrededores de Marines. ¡Qué de gente para esta primera marcha del Circuito MTB Valencia! No había que pedir turno... pero casi.
Nosotros, que éramos 20 (luego enumero), también tuvimos que echar mano de teléfono para encontrarnos, una vez desechamos la idea de poner un banderín trasero en la bici.
De una manera u otra 'Salobre', José Manuel, Martín, Benja, Joseph, Xeni, Josevi, Edu, Miguel Ángel García, Gerard, Ángel, Miguel Ángel Salido, Álex, Ismael, Antonio, Eddie, Carlos, Miguel Causera y Pablo Esteban, conseguimos vernos antes, durante o después de la prueba, que ya es.




Pintaba fresca la mañana, aparentemente menos de lo que decían los teléfonos móviles, así que cada cual tenía que arriesgar (o no) en cuestión de la ropa elegida... hasta el último momento.
Mi grupo estaba cerca del arco de meta, pero nos dimos cuenta de que no estábamos tan cerca de la linea de salida como parecía, porque tardamos un rato desde que dieron la salida hasta que pudimos meter las calas. Ojito que somos muchos no se vaya a liar en estos primeros metros.



'Turbomarcha' modo ON. Primeros metros sin estrecheces y relativamente tranquilos. Alguno estaba alterado, como un joven marinenses que, asomado a la ventana de su piso, 'animaba', con un motivador: '¡Cabr****! ¡Hijos d ***a! ¡Las aceras son para peatones! ¡No vayáis por ellas, cabr****!' Y ya no escuché más porque llegué a la primera de derechas y me tenía que concentrar en el embudo y ver acercarse las casas de la urbanización La Contienda (excelente nombre para lo que se avecinaba).



Contienda. Cada curva de 90º había que tirar de frenos y arrancar a fuego para no perder comba. Una y otra vez hasta alcanzar la urbanización Pla de Calvo, pasada la Rambla Primera y es que este año se había cambiado el recorrido. No nos llevaron en paralelo al Canal Principal del Camp de Túria, sino que lo atravesamos por el camino de Saragüells hacia el Cabeçó Roig, continuando con esa ascensión velada (también llamada falso llano).



La pendiente ya nos dio un aviso al entrar en el camino de la Loma del Gato al Corral de Paco: no siempre iba a ser tan cómoda. Un par de repechos previos al cruce con el barranco del Forat, te entonaban las piernas para los 2,2 km al casi 6% de media que te esperaban. Nadie aflojaba. Se seguía rodando de manera alegre y en modo pelotón, lo que permitía escuchar cosas como: 'Si es que siempre vamos de globeros. Jamás acertamos con la ropa'. Empezaban a sobrar capas.




La breve bajadita por el camino de las Cañadas de Eugenio, te dejaban las piernas (casi) listas para la siguiente prueba, pero antes... ¿tapón? ¡Si era un tramo de 20 metros de senda (por decir algo)! Algunos tomaron la 'variante' de la izquierda para evitarlo, pero se encontrarían, sí o sí, con esa parte del segmento Strava (330m al 13% de media) . Algunos pie-a-tierra se pudieron ver en los últimos metros en los que casi se empezaba a rodar por el término municipal de Altura.




Y sí, todavía seguiríamos subiendo. De una manera no tan brusca, vale, pero con el castigo de las subidas previas, la llegada al corral del Tintorero (a las faldas de Las Boqueras), donde estaba el primer avituallamiento y la salida del barranco de Gabarda (900 y 700 m respectivamente, al 7% de media) hacían más mella de lo que parecía, porque el grupo se empezó a estirar.



Quizás no lo suficiente y eso que, de sorpresa, también nos metieron por una sendita de subida en las Boqueras, previa al paso por la rambla de las Veinticuatro, antesala de la subida complicada del día: la ascensión a las ruinas de las Bodegas Viejas de Torres.
En el mismo desvío a la izquierda ya estábamos parados, entrando de uno en uno por el sendero.
Como siempre las voces altisonantes defecando en todas y cada una de las deidades, gente intentando (recalco) intentando adelantar por donde no se podía... Si tanta prisa tenías, pues haber corrido más y haber llegado antes. simple.
Sea como fuere, se dejó un poco de espacio y se subió del tirón. Tan contentos.



Aquí fue donde enlacé con Miguel Salido, de camino a las Bodegas nuevas de Torres (punto más alto de la marcha con 517 m). Nos tiramos por la senda de los Pastores, pista y de nuevo al disfrute, que empezaba con dos escalones de roca seguidos.
Teníamos hueco suficiente con la gente de delante, así que... a dejarse llevar por aquel pedregal desnudo.




Finiquitada esta primera parte, tocaba acometer la bajada por la zona de la Sebastiana, también senda, pero más escondida entre árboles con sus raíces, escalones, cárcavas... para qué decir otra cosa: se hizo corta.
Pero si te habías quedado con ganas de seguir bajando, estaba previsto. Calma. Sólo rodea un campo de naranjos, busca el hormigón y tú mismo. Eras dueño de correr todo lo que quieras durante ese kilómetro hormigonado que cortaba el Pla de Blai.




Giro a la izquierda (que bajón) para empezar un tramo bastante irregular por el camino del Racó del Pla de Blai, que se volvía claramente regular (hacia arriba), pasada la rambleta de les Vint-i-quatre, con la linde del camino delimitada con cipreses, como cuando vas hacia un cementerio... si lo habías dado todo antes, a ver cómo atravesabas esa 'tachuela' (1 km al 4% de media) hasta la balsa de la Terreta Blanca.





Pero ese sufrimiento tenía el premio de la entretenida bajada al Corral del Moliner, por una sendilla que enlazaba con el camino del mismo nombre, que volvía a ponerse cuesta arriba (ahora sí que era la última subida del día).
Muy pero que muy polvorienta esa bajada del camino de la Loma Roja ('como higos enharinaos quedamos', dijo Miguel Ángel Salido luego) que hizo que alguno tirase recto ante el giro de 90º a la izquierda.




Como se había cambiado el recorrido, no llegamos a la altura del canal, sino que fuimos hacia el Corral de Gilet (un tramo mucho más interesante y divertido) para retomar el mismo camino que hicimos al principio de la marcha, pero en sentido contrario, con esos incontables giros de 'stop and go' que, ahora, dolían infinitamente más que antes.



Y llegada a meta. Unos en solitario, otros en grupo, otros esprintando... pero todos llegamos, destacando la labor de Miguel Causera, que viendo que Pablo tenía el cambio trasero roto, le empujó los últimos kilómetros llegando con la aguja del combustible totalmente a cero. ¡Bravo!



Por suerte tenía allí a la mujer y a Thor que le dieron las fuerzas necesarias para ir a disfrutar del catering que había montado a pie de podio... y ya que hubo complicaciones con el tema de la clasificación, tiempos y demás, pues aquello se alargó cual banquete de boda. Que si masaje, ir a recoger un premio (enhorabuena Martín por esas gafas), bocadillo por aquí, foto por allá... Una post-marcha digna de esta primera y concurrida marcha del año.




Con respecto a la clasificación, así quedamos al final:

Nuevo año y, otra vez, con grandes patrocinadores a nuestro lado: DoyoubikePACOM Systems, AAACapitaldigitis y Talleres Gonzalo. Gracias por estar con nosotros.

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Si quieres ver las fotos de la prueba, las tienes en la galería.
También hay un vídeo-resumen de 'Salobre':



Aquí puedes descargar el track de la marcha.



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Crónica de Paco Pérez.

jueves, 10 de enero de 2019

Previa de Marines


Cambio de año y nuevas metas en el horizonte. Cada cual las suyas, desde luego; y aunque hay que dedicarles tiempo en solitario, se puede encontrar un hueco para simplemente rodar y disfrutar con los compañeros de Club, con los nuevos y los reincidentes un año más.
Mira tú que después de las fiestas, estamos un poquito hasta los co..dos de reuniones, celebraciones, juntarnos por esto y aquello... pero la bici desintoxica; teníamos ganas, fíjate, de rodar por caminos juntos, e irnos a Marines a recorrer el trazado de la primera marcha del Circuito MTB Valencia 2019, nos pareció más que adecuado... como a muchos otros que nos encontramos en el 'parking'.


Como si estuviésemos en la cama, remoloneamos hasta el último momento para salir de los coches a preparar las bicicletas: Edu, Álex, Ángel, Luis, Gerard, Martín, Paco Caballer (¡bienvenido al Club!) y Carlos Dotor, arropados por Antonio, Jorge, Lola y Silvia, nos dispusimos a empolvar nuestras bicis por las pistas del término de Marines, serpenteando los primeros kilómetros entre campos de naranjos para llegar a esa especie de autovía que va paralela al Canal Principal del Camp de Túria.




Siempre picando hacia arriba, ganando pendiente de manera progresiva mientras llegábamos al corral de Paco, como si estuviésemos calentando (falta hacía por la temperatura, aunque el Sol empezaba a levantar). Paradita arriba, juntar el grupo y a dejarse caer hacia el barranco del Forat y afrontar , a continuación, un par de kilómetros más durillos (5,5% de media).




Breve bajadita, giro de 90º a la derecha, tras una senda (por llamarla de alguna manera), y a apretar los dientes en el tramo de subida más exigente por pista (300 m al 14% de media). Cada cual hizo lo que pudo, pero todos llegamos arriba, recuperamos y llegamos con dignidad al corral del Tintorero... con dignidad, porque antes teníamos que haber dejado atrás algunos rampones, breves pero intensos, para cruzar los barrancos del bombón y Gavarda.



Antes de las Bodegas de Las Veinticuatro, torcimos a la izquierda, teniendo cada vez más cerca unas maltrechas casas que, kilómetros antes, Carlos nos había avisado que era donde teníamos que llegar (las Bodegas Antiguas de Torres)... la parte donde habría que echar el cuerpo para delante y poner desarrollo, con el objetivo de superar un corto pero empinado sendero (125 m al 15% de media).




Parada obligatoria. No por nosotros... si los cuerpos están algo desentrenados a estas alturas del año, las monturas parece que también precisan algunos ajustes para rendir al máximo: Edu estuvo afinando la tensión de sus pedales mientras Antonio, volvía a unir la cadena que había partido Luis.



Lo mejor es que ya estábamos a mitad de recorrido y, recordando el perfil, casi todo sería ya hacia abajo.
Pasadas las Nuevas Bodegas de torres empezaba el único tramo de senda del trazado; sin demasiadas complicaciones... para ir quitando óxido a las barras de la suspensión mientras trazabas sobre roca desnuda, salvabas algún escalón. Muy rápido, demasiado, se consumía esta zona.




Pero más rápida fue la bajada entre los naranjos, por esa recta de hormigón que enlazaba la senda con el camino del Racó del Pla de Blai. Posición aerodinámica y a tumba abierta... teniendo que tirar de frenos y girar hacia la izquierda aunque la inercia te llevase a seguir recto.
Parecía que siempre iríamos con terreno favorable, pero... pero no. Hasta llegar a la balsa de la Terreta Blanca, solo 3 km ganando en acumulado para bajar, por el camino del Moliner, a la altura del Canal Principal y rodar esa misma distancia por la madre de las pistas hasta cerrar el bucle y regresar a Marines por el mismo camino que nos sacó del pueblo.




Unos se fueron a cumplir con compromisos pre-Reyes y otros se quedaron a disfrutar de un merecido almuerzo de compadreo, pero nadie se dejó los deberes por hacer: acabar la ruta.
En unos pocos días haremos de nuevo este recorrido, pero con dorsal. Y ya sabemos que la cosa cambia.

Acabar, como siempre, teniendo en cuenta a los patrocinadores que estarán con nosotros en 2019: DoyoubikePACOM Systems, AAACapitaldigitis y Talleres Gonzalo. Gracias

Hasta la próxima.


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Si quieres ver las fotos de la jornada, las tienes en la galería.
Y este es el vídeo-resumen de Gerard:



Aquí puedes descargar el track de la salida.



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Crónica de Paco Pérez.